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jueves, 11 de febrero de 2016

Mishima escribió un cuento sobre un muchacho que escribía poemas, pero no sobre mí

a Roberto Colis


       

Como escribí en el título, Mishima no dice que el joven fuera un poeta sino un muchacho que escribía con pasmosa facilidad

muchacho anémico de tanto masturbarse con su propia fealdad ignorada en el éxtasis de flores artificiales

Mishima escribió 40 novelas, 18 obras de teatro, 20 libros de cuentos, 20 de ensayos, pero nunca un libro de poemas

Mishima se masturbaba (eso yo lo supongo) pensando en un muchacho que escribía poemas con pasmosa facilidad, anémico de tanto masturbarse

que “le interesaba la brevedad de las vidas de los poetas. Lo poetas deben morir joevenes”, escribió Mishima

“Arrebatado a la vida cuando vida y amor eran nuevos, / el más joven mártir yace aquí”, escribió Wilde en “La tumba de Keats”, lee el muchacho, escribe Mishima, transcribo yo

Mishima, “homofascista samurái”, como lo llamó cierto crítico, estaba obsesionado con la muerte, con San Sebastian y su martirio, los poetas románticos franceses y los cargadores de estiércol

El muchacho en el cuento de Mishima no sabe qué es el amor, es decir, nunca estuvo enamorado

Mishima estuvo a punto de casarse con Michiko Shoda, posterior esposa del emperador Akihito, pero se casó con Yoko Sugiyama y tuvo dos hijos, mas nunca dijo que supiera que es el amor

“¿Por qué no se suicidó Goethe? Si escribir y el suicidio son la misma cosa, ¿por qué no se suicidó? ¿Por qué era cobarde? ¿O porque era un genio?”, pregunta el muchacho en el cuento de Mishima

El 25 de noviembre de 1970, después de terminar su pasmosa tetralogía El mar de la fertilidad, Mishima y cuatro jóvenes valientes y fuertes como él, asaltaron el cuartel general de las Fuerzas de Autodefensa de Japón 

Al fracasar en su intento de golpe de estado, Mishima lleva a cabo el seppuku, la muerte ritual; no sin antes leer el jisei no ku, poema escrito especialmente para su muerte

“‘Algún día, tal vez, yo también deje de escribir poesía’, pensó el muchacho por primera vez en su vida. Pero todavía le quedaba por descubrir que nunca había sido un poeta”, escribió Mishima

Y yo, que no soy Mishima ni el muchacho que escribía poemas ni soy un poeta 

que escriba con pasmosa facilidad, desconozco lo que pensaba Mishima al momento del harakiri, sólo sé que Mishima 

era un poeta, que estuvo enamorado, como yo, de un poeta como Mishima.