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viernes, 18 de marzo de 2016

día 4

No hay instintos básicos

Todo es una red de hilos delgados que se prolangan y enredan las cosas y los casos

Las copas de los árboles llaman a los rayos cargados de protones y neutrones también contenidos en la carne que deseo

Deseo hecho de hebras tejidas en los parques de la infancia y en las camas de hospitales, hecho de tijeras, de zapatos y  trompos, de la peluza vegetal de los flamboyanes que cubría los parques como campos de algodón

Algodón para la sangre que salía de la nariz por las bochornosas tardes de fútbol, y el balón manchado de sangre como la esfera que es el mundo

El mundo al que también quisiera patear y romper todas las ventanas de todas las escuelas y reirme a carcajadas como un ser irracional

Porque los seres irracionales son los que verdaderamente aman y patean balones y ríen y lloran y no saben que hay secretos

Yo tengo muchos secretos como tú también los tienes, y a veces soy irracional y quiero morderte y vivir dentro de ti como una bacteria o defender tus huesos y tu carne como lo haría un afarencis con su mamut

Pero también me da por pensar cosas enormes que no alcanzo abrazar, como un globo aerostático que se eleva y ve a los hombres diminutos perderse entre las copas de los árboles

Y me dan ganas de saltar y caer a un océano lleno de peces flourecentes escondidos en tu esternón y ya no pensar más ni tener más secretos, sólo cortar los hilos y poseerte