Izdubar
va a Suruppak City
a
buscar una botica en los bajos fondos del Chinatown
(rompió
su hucha con forma de Kalle
[barba
blanca de cal y calva la frente ovoide
con
una ranura horizontal bajo el negro bigote
—para
monedas de dos
cinco
y diez— se forma marxiana la boca]
y
su capital asciende apenas a quinientos baros).
La
botica la atiende el viejo Atarhasis y su antediluviana esposa.
Le
informan que la píldora contra la ataraxia
ha
salido del catálogo
y
por el momento es imposible conseguirla en ninguna parte.
Cabizbajo
y luego vehemente les ruega por algún remedio.
—Mira
viejo, este pobre joven vino penando y esforzándose
ya
dale algo para que se largue —aconseja la antediluviana.
—Escúchame
bien muchacho:
cambrón
es una planta de espinas que contiene catinona y catina
solo
conseguible en las alcantarillas con el mote de molly
—bajando
la voz
Atarhasis
hace como que tose y con la mano
le
dice que se retire.
Baja
Izdubar a las cañerías
a
comprar un par en un bar de mala muerte.
Después
de veinte leguas traga un cuarto con un buche de saliva.
Después
de treinta leguas entra a los baños de vapor a ver no sé qué carnes.
Ahí una
serpiente
olfatea la fragancia
a
la altura escondida de la epífisis del fémur bajo la ropa
a
la altura de un bocado traga el resto
y
al retirarse muda
de
piel entre las sombras la salida.
A
esto Izdubar se sienta y llora
y
al volver a casa pega al pobre Kalle de escayola
con
cola-loca y cinta maskin
y
recuerda lo perdido mientras sus lágrimas ruedan
como
monedas hasta insertarse en la boca.