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miércoles, 3 de junio de 2015

Allen Ginsberg - Un Supermercado en California


¡Cuántos pensamientos tengo esta noche acerca de ti Walt Whitman, con un autoconaciente dolor de cabeza miro la luna llena!
      En mi hambrienta fatiga, y comprando imágenes, fui al supermercado neón de frutas, soñando tus enumeraciones!
      ¡Qué duraznos y qué penumbras! ¡Qué de familias compran de noche! ¡Asilos llenos de esposos! ¡Esposas entre los aguacates, bebés entre los jitomates! — Y tú, García Lorca, ¿qué estabas haciendo abajo de las sandías?
      Te vi, Walt Whitman, sin hijos, solo y obstinado viejo, hurgando entre la carne del refrigerador y observando de reojo a los jóvenes dependientes.
      Te oí haciendo preguntas a cada uno: ¿Quién mató al puerco en pedazos? ¿Cuál es el precio de los plátanos? ¿Eres tú mi Ángel?
      Vagabundeé adentro y fuera entre las pilas de latas brillantes siguiéndote, y seguido en mi imaginación por el vigilante de la tienda.
      Bajamos juntos por los corredores abiertos en nuestra fantasía solitaria probando las alcachofas, tomando cada fría delicadeza, y sin pasar a la caja de pago.
      ¿A dónde vas Walt Whitman? Las puertas cierran en una hora. ¿A qué camino apunta tu barba esta noche?
      (Toco tu libro y sueño en nuestra odisea en el supermercado y me siento absurdo)
      ¿Caminaremos todas las noches por las calles solitarias? Los árboles suman sombra a la sombra, las luces apagadas en las casas, ambos estaremos solos.
      ¿Pasearemos soñando en la América perdida de amor más allá de las calzadas de los automóviles azules, hogar de nuestra cabaña silenciosa?
      Ah, querido padre, barba gris, antiguo maestro valeroso y solitario, ¿qué América fue tuya cuando Caronte dejó de remontar su ferry y saliste a una ribera humeante y te quedaste parado observando el bote desaparecer en las oscuras aguas del Leteo?

[De Collected Poems 1947 - 1980, en http://www.poetryfoundation.org/poem/177128 ]

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